miércoles, 24 de agosto de 2011

CONTIGO A LA DISTANCIA
(de la serie "Las amigas de Zenobia")

Mientras camino por algún barrio de Barcelona, sea Sant o Gracia, observo a los catalanes: amables, educados, centrados, y recuerdo la descripción del bombardeo de Barcelona en 1938 que hace Constancia de la Mora en su libro "Doble Esplendor".
Ella cuenta que al anochecer se escuchaba el ruido de los motores de los aviones alemanes y ya sabían que tenían que resguardarse de las bombas que caería durante varias horas sobre sus techos, pero al día siguiente todos los catalanes, con increíble disciplina, se iban a sus trabajos como si lo pasado durante la noche fuera lo corriente y había que seguir porque la vida no podía detenerse.
Barcelona bombardeada en la Guerra Civil

Esa determinación, que Constancia narra con admiración, aún se respira en el aire de esta ciudad, sobre todo si uno se aleja de los espacios más turísticos y se adentra en los barrios tradicionales.
Constancia había regresado recientemente a Barcelona cuando comenzaron los bombardeos, venía de Moscú donde había pasado dos meses con su esposo Ignacio Hidalgo de Cisneros, Jefe de la Aviación de la República, que estaba convaleciente de graves problemas cardíacos. Allí habían pasado días inolvidables con Luli, la hija de Constancia que habían sacado de España para protegerla de la guerra.
La historia de esta pareja merece muchas más líneas de las que ya se han escrito.
Lo decepcionante es que después de todos los infortunios que pasaron y las peleas que dieron juntos terminaron sus vidas separados, a kilómetros de distancia.
Zenobia Camprubí y Constancia de la Mora

Fueron una pareja audaz que desafió el establishment de su época:  Constancia se separa de su marido Bolín y decide trabajar contra los deseos de su familia, es Zenobia Camprubí quien le da un empleo en Arte Español. Ignacio, despreciando todas las actividades propias de su clase se hace aviador; Constancia es una de las primeras personas que se divorcia en cuanto las Cortes aprueban la Ley de Divorcio y luego se casa con Hidalgo de Cisneros en una ceremonia civil; Constancia de la alta burguesía e Ignacio un aristócrata, se unen a la República y luego se inscriben en el Partido Comunista.
Ignacio y Constancia

Ignacio y Constancia desempeñan papeles importantes durante la Guerra Civil.
La última vez que estuvieron juntos en España fue en Figueres, en la frontera con Francia. Se encontraron allí en medio de la evacuación. Constancia cuenta que cuando veía los ríos de gente que salían de España, tenía la visión apocalíptica de los aviones bombardeando y dejando millones de muertos tendidos entre los dos países.
Se encuentran de nuevo en Perpiñán, ya en Francia.
Por cierto que Constancia cuenta en "Doble Esplendor" su versión del oro de España: "Porque los depósitos del Banco de España en Francia fueron congelados por los franceses, a pesar de las reiteradas y justificadas demandas del Gobierno de la República, reconocido como legítimo por los mismos franceses"(pag 529, editorial Gadir)
¡Uno ya no sabe que pensar!
Luego Francia le hace una propuesta curiosa al Estado español, y es la de utilizar ese depósito oro del Banco de España para indemnizar a una compañía petrolera francesa con quien España arrastraba una vieja deuda.
Constancia en Méjico

Constancia de la Mora vivió su exilio en Méjico donde se reunió con su hija que ya tenía diez años en Moscú. Murió en Guatemala en un accidente de tránsito en 1950, ya retirada de su trabajo en la embajada soviética y llevando una vida bucólica en un pueblo mejicano.
Ignacio Hidalgo de Cisneros murió en Bucarest en 1966 después de escribir sus memorias: Cambio de Rumbo, donde apenas nombra a Constancia. En ellas dice:“Nunca ha sido mi intención hacer un relato de los horrores de la guerra, pues estoy convencido de que no ganamos nada los españoles ahondando en la herida”


Ambos libros de memorias han sido objeto de especulaciones sobre si ellos fueron los verdaderos autores, tal vez no, pero ellos si fueron los autores de sus vidas, plenas pero difíciles porque se propusieron vivirlas como pensaban.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi abuelo materno lo fusilaron los rojos y mi esposa es de padres catalanes republicanos exilados en Venezuela. Mi suegro murió soñando con una Catalunya libre y soberana
¿Que tal?

JG

Elisa Arraiz Lucca dijo...

He escuchado muchos cuentos por el estilo JG. Hoy mismo, los venezolanos estamos divididos casi por la misma razón. Hay que ver hacia adelante, aunque yo prefiero pensar solo en el presente. Saludos.