domingo, 7 de agosto de 2011

"NOSTALGIA DE JUAN RAMÓN" 
(fragmento de "Las Siluetas del Fuego")
"Cuando Zenobia tuvo que volver a sus clases en la Universidad decidió buscar una solución para que Juan Ramón se sintiera atendido, acompañado, y se mudaron por unos días al sanatorio de Takoma Park donde había buena comida vegetariana y estaban rodeados de flores; allí permanecieron por varios meses, mucho más tiempo del que habían pensado, hasta que el poeta dijo que la falta de carne le estaba aflojando las piernas y que necesitaba volver porque ya casi no lo sostenían. Zenobia buscó una solución más permanente y decidieron mudarse a Riverdale, muy cerca de la Universidad de Maryland.
Antes de la mudanza, volvieron después de cinco años a la Universidad de Duke durante el verano. Juan Ramón revivió por una temporada porque se encontró con viejos compañeros de tertulia como el profesor Rodríguez Castellano y José Agustín Balseiro; al regreso, se instalaron en la casa blanca de madera, rodeada de altos robles y con un porche donde el poeta colocaba pan mojado para los pájaros, una casa que quedaba justo frente al Leland Memorial Hospital para tranquilidad de Juan Ramón y disgusto de Zenobia, quien se había enamorado de una bella casa colonial que fue desdeñada por el poeta ante esta otra con tan conveniente vecindario. 
Esas primeras navidades en Riverdale, justo el 24 de Diciembre, Zenobia y Juan Ramón escucharon en su radio Philco, demudados por la emoción y frenéticos por la deficiente sintonía, a Gerardo Diego presentando desde España el anunciado programa “Nostalgia de Juan Ramón”: “…nostalgia suya y nuestra, del poeta y de España, de los amigos aquí de su poesía y de su poesía allá buscándoselos. Añoranza, saudade, soledad, soledad sonora, pero no olvidanza. Van siendo ya demasiados los años de ausencia abúlica, gratuita y, sin embargo, tan costosa para que no los acusemos en el registro más íntimo donde las heridas no cicatrizan”. 

Marisa para la lectura al escuchar un sollozo y ambas nos volteamos hacia Antonin que llora a mares, las lágrimas le corren por las mejillas y nos hace señas con las manos para que no nos preocupemos, sólo alcanza a decir que tiene tiempo fuera de su tierra y mucha nostalgia. Yo me le acerco para comentarle que también estoy emocionada, que imagino a Z y JR en esa helada casa en Queensbury, Riverdale, escuchando las voces de sus amigos que desde el otro lado del Atlántico les recuerdan lo mucho que los quieren y les suplican que vuelvan. Le agarro las manos a Antonin y las encuentro frías, igual de frías como cuenta Zenobia que las tuvo Juan Ramón al escuchar a Mercedes Prendes declamando uno de sus poemas, igual como se le pusieron a Zenobia al escuchar a Guerrero Ruiz hablar con voz enternecida sobre las cualidades de ella misma… todo a kilómetros y kilómetros de distancia." 


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